domingo, junio 20, 2010


Hoy es un día domingo cualquiera. Quizá se diferencia un poco más que el resto. En el de hoy, ganan los papás y las tiendas comerciales. Gana Brasil y nuevamente los papás, con un mundial y a horas de que juegue Chile. El aire santiaguino también gana con la lluvia del viernes, con una cordillera cubierta de nieve y un paisaje en donde se agregan nuevos edificios que, por la nube gris característica de ciudades grandes, no siempre se pueden ver. La nieve de la cordillera me recuerda un poco Punta Arenas. También nevó allá. Quiera o no, termino siempre interesado en saber lo último que pasa en ese pueblo.

Más allá de eso, sigue siendo un día domingo cualquiera. El ruido de Av. Providencia y 11 de Septiembre disminuye notablemente. Caminar por una de esas dos avenidas puede ser un excelente panorama. Un helado del Bravíssimo, que es el único local abierto y con gente, puede acompañar la caminata. Por otro lado, Manuel Montt ni siquiera se da el trabajo de despertar. Después de los cientos que lo emborrachan durante las noches desde el jueves, merece un día de descanso.

Me gusta Santiago los domingos. Es una ciudad grande con un ritmo provinciano. Un ritmo puntarenense. Quizá por eso me gusta.

Posted by Publicadas por Luis Burgos a la/s 4:03 p. m.
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