martes, julio 27, 2010


Muy buenas tardes,

Si no fuese mucho la molestia, me gustaría tomar unos 5 minutitos de su tiempo. Permítanme contarles un poco mi vida, que de vida, no tiene mucho.
Mi nombre es Juan Antonio Rosales. Vivo en una de esas comunas que están en el borde del mapa, empujadas por las demás que ya no las quieren de vecinas, en una casa que se sostiene con algunas latas y palos que recolecto durante el día. Mi casita está apunto de caerse, al igual que las 300 que están pegadas unas a otras. Los perros, las ratas y la droga viven también junto a nosotros. Pese a que cada vecino ayuda al otro como un buen barrio, insisten en considerarnos un campamento.

Con mi señora llevamos más de 30 años de casados. Los dos salimos a recolectar algunas monedas para la casa y nuestros hijos, que son 6 y uno en camino. Cuando nos va bien, dejamos la mitad de lo que recolectamos para la casa, y la otra mitad es para ir a alguna cantina a emborracharnos. Siempre terminamos cerca de la medianoche, cansados de tanto alcohol y de peleas. Ella se pone media brava a veces, pero logro calmarla con un par de golpes, para que finalmente se duerma después de abusar de ella. Me dice que soy un desgraciado y que va a llevarse a mis hijos, pero es lo suficientemente cobarde para no hacerlo. Como juramos hace 30 años, cuando la lleve de paseo al Forestal después de un par de monos, nunca nos vamos a separar. Si no es asi, ella bien sabe las consecuencias.

Como les dije, tengo 6 hijos. Todos nacieron de sorpresa, ni uno fue planeado. En nuestras vidas, no existe la planificación. Mi hijo mayor está en la cárcel, y es sólo 15 años menor que su madre. A ella le da tanta pena que su hijo regalón se haya convertido en un delincuente. Siempre me culpa porque el pendejo está en la carcel. Quizá el error haya sido mostrarle tan de cerca la violencia y la droga. Siempre pensé que lo mejor era mostrarles desde chicos lo que es la calle, ya que inevitablemente están destinados a lidiar con ella. Aparte, tampoco encuentro nada de malo hacerme respetar frente a mi mujer. Yo también vi a mi padre imponiéndose frente a mi madre, que solo se quedaba callada y continuaba con los labores de la casa, como toda mujer debe hacerlo. Ella no lo entiende y ya me aburre un poco tener que enseñarle todos los días como se hacen las cosas. Lo peor es que ya no me satisface como mujer, y tengo que recurrir a mi hija mayor. Por suerte, ella se queda calladita...

Usted sabe señora que el trabajo está tan escaso. Y si hay, el horario es demasiado malo. No puedo despertarme a las 6 de la mañana, si a esa hora recién llevo 3 horas de sueño después de la tremenda borrachera de cada noche. Siempre he esperado que el gobierno me de un mejor trabajo con un buen salario, uno digno para poder sobrevivir con mi familia, pero ellos nunca me han dado algo. Solo dan programas sociales con requisitos eternos y que nadie nunca logra cumplir.

Por eso, sé que ustedes me ayudaran con alguna donación para poder salir adelante junto a mi familia. Soy un hombre esforzado, que se gana todo con sacrificio y que lucha día a día para darle lo mejor a mis hijos...

¿Señora?

Posted by Publicadas por Luis Burgos a la/s 3:52 p. m.
Categories:

0 comentarios  

martes, julio 06, 2010


Posted by Publicadas por Luis Burgos a la/s 12:42 a. m.
Categories:

0 comentarios  

domingo, julio 04, 2010


¿Cual sería la reacción de un padre al escuchar a su hijo decir eso? En mi caso, no se lo diría a mi viejo después de saber su opinión acerca de los homosexuales al tratarlos como una aberración natural y porque Dios hizo al hombre y a la mujer para procrear. Ah, y porque tampoco lo soy.

La homosexualidad. En el diccionario, definida como aquella inclinación sexual hacia personas del mismo sexo. En la vida real, definida simplemente como el puto, fleto, maricón, hueco, maraco, mariquita, colisón, enfermo y depravado. Los dos últimos son los usados para la persona que quiere abordar seriamente el tema mientras en la mano tiene un rosario. Amén.
Durante la tarde, en medio de un break del estudio para un exámen, me metí a Internet y empecé a escribirle a un amigo acerca de la homosexualidad. Me burlaba de la gente que consideraba a la homosexualidad como una opción y algo totalmente contrario a la naturaleza sólo porque Dios lo dijo. Porque efectivamente Dios así lo dijo. Un ser tan bondadoso que transmite su mensaje de amor a través de sus devotos que se distribuyen alrededor del mundo. Un mensaje de amor que va dirigida a todas las personas que pisan esta tierra, a excepción de los no-personas, como los homosexuales y los que creen en otro Dios igual de bondadoso, que también se da el trabajo de discriminar a los no-pers... bah, a los homosexuales.

Pero no solamente estan los que llevan el mensaje de Dios. También están los que simplemente no toleran la homosexualidad, porque es contrario a la naturaleza del macho recio y que generalmente dicen este tipo de frases:
Me cargan los homosexuales, como mierda les pueden gustar los hombres!
Si mi hijo es homosexual, le rompo la cara a patadas y lo hago hombre a la fuerza.
Que asco, no quiero estar al lado de un homosexual, me puede jotear! (como si al homosexual efectivamente le atrajera un heterosexual gordo, con pantalones anchos y la camiseta del Barcelona F.C)
Estos individuos son más realistas y se sujetan a las reglas escritas por ellos mismos y no por un tipo que anda caminando de nube en nube. Lo preocupante, es que son los más jóvenes dentro de los grupos que no logran disfrutar una canción de Pet Shop Boys y que por ningún motivo se comprarían un pantalón Skinny. Escolares y universitarios de clase media, ABC1 y pobres. Son todos iguales, con la idea de que sus hijos tienen que tener claro que lo correcto es tomar cerveza mientras ve un partido de fútbol y la esposa le calienta la comida, y que por ningún motivo se le ocurra tener siquiera pensamientos homosexuales. A ellos no les va a caer las penas del infierno, sino las que realmente existen y te joden. Discriminación y segregación. Terminan diciendo que ya ni se les ocurra acercarse a ellos y que olviden que son sus hijos.

Por otro lado, están los más abiertos, pero hasta por ahí nomás. Los tratan como pobrecitos y no entienden por qué eligieron esa opción, pero hay que aceptarlos y entenderlos nomás. Claro, como si en algún momento de sus vidas escogieron la foto del hombre y no el de la mujer. Si hay algo que me enferme, es que lo consideren como una opción, como si fue algo que estuvo sujeto a una elección. Yo no recuerdo haber hecho esa elección. Simplemente sentí que me atraían las mujeres y no los hombres. Me calentaba con ellas y no con ellos. Así lo descubrí. No fue tan premeditado y tampoco lo tomé como una opción, porque simplemente no existían las opciones.

Lamentablemente somos un país homofóbico. Le damos tribuna y una importancia exagerada a la opinión de un Arzobispo que predica acerca de la familia, cuando ni siquiera ha sido capaz de formar una. Nos reímos todavía del "fleto" que comenta y hace cosas de "maricones". Creemos todavía que los homosexuales no pueden contraer matrimonio y que por ningún motivo pueden siquiera en meditar tener la tuición de un hijo, porque su conducta puede afectar a la del pobre niño. No merece adolecer de tal desviación, no es su culpa.
Lo más triste, es que si hay un grupo homofóbico, es el de los jóvenes. Como para pensar que la discriminación tiene para rato.

Posted by Publicadas por Luis Burgos a la/s 8:11 p. m.
Categories:

0 comentarios  

 
>